Los niños de hoy no son cómo lo éramos nosotros. Sé que eso es algo que irremediablemente se dice de generación en generación y cada una se sorprende con la siguiente.
En fin, esto viene a que una amiga mía, me comunicó hace poco toda contenta que iba a dar clases de teatro a dos grupos diferentes de niños: uno con niños de 7 años y otro con niños de 11. Ella lo decía toda emocionada, feliz con la nueva perspectiva. Pero no sé, a mí algo me olía mal. Le dije que pensase que los niños ya no son como éramos, que no están educados de igual forma y que en general están mucho más espabilados (por decirlo de algún modo suave) que lo que lo estábamos nosotros a su edad.
Y buff, así fue. En su primera clase, mi amiga, que normalmente es el ejemplo vivo del Santo Job me comunicó que perdió la paciencia, que tuvo ganas de asesinar a alguno (por no decir a todos)
Bien, uno de los principios fue decirles que se presentaran cada uno y contaran lo que quisieran de ellos. Es una forma de romper el hielo y que pierdan el miedo a hablar en público. Pues ella, por darles una pequeña concesión les dijo que si querían hacerle alguna preguntita sobre ella. Y los simpáticos de los niños no pensaron en preguntarle cuántos años tenía, ni qué había estudiado, o preguntas de esas típicas... No, las dos únicas preguntas que le hicieron fue que si era virgen y que si se masturbaba. No sé si es que los de mi época (qué vieja sueno hablando así) estábamos mejor educados o éramos más respetuosos, pero ni el niño más sinvergüencilla de la clase solía hacer preguntas así.
Otra fue que ella les dijo que si solían leer. Ni uno solo acostumbraba a hacerlo puesto que según ellos el tiempo que tardaban el leer un libro podían usarlo en ver 4 películas, increíble... Ella intentó explicarles entre otras razones, que con la lectura podías incluso meterte en la piel del personaje, imaginártelo todo, aprender... Pero la niña listilla de la clase, erre que erre con que leer no servía para nada, y que no te perdías nada por leer porque eso de imaginarte en el papel del personaje era mentira, según ella.
No sólo eso, también dice que se pasaban el rato pegándose y cuando ella les insistía en que desistieran se reían en su cara.
En fin, que todo esto me parece triste, no sólo muchos de los niños de hoy son unos maleducados e irrespetuosos, sino que se han empeñado en crecer tan rápido que han perdido no sólo la maravillosa ingenuidad, sino también la imaginación. Qué triste...
Y lo peor de esto, y cosa que siempre me exaspera, es que según muchos padres la culpa es de los profesores, cuando las primeras bases de la buena educación deben partir de casa. Pero siempre es más fácil que el niño te deje tranquilo, así que mejor lo dejas jugando un videojuego, viendo televisión o en internet. Eso sí, sin preocuparse de si lo que ve, juega o navega es apropiado para la madurez de ese niño específico. Si luego no me gusta, ya nos juntaremos unos cuantos padres y exigiremos que quiten del mercado ese juego por violento. Porque la culpa siempre es de otros: cine, tv, publicidad, profesores... pero nunca de los padres...
No sé, a mí me encantan las películas violentas, el anime incluso algo gore, pero por eso no voy por ahí rebanando cabezas y ni siquiera faltando el respeto a la gente, y de pequeña tampoco lo hacía. Creo que es necesario algo menos de proteccionismo hipócrita y un poquito más de educación...
En fin, esto viene a que una amiga mía, me comunicó hace poco toda contenta que iba a dar clases de teatro a dos grupos diferentes de niños: uno con niños de 7 años y otro con niños de 11. Ella lo decía toda emocionada, feliz con la nueva perspectiva. Pero no sé, a mí algo me olía mal. Le dije que pensase que los niños ya no son como éramos, que no están educados de igual forma y que en general están mucho más espabilados (por decirlo de algún modo suave) que lo que lo estábamos nosotros a su edad.
Y buff, así fue. En su primera clase, mi amiga, que normalmente es el ejemplo vivo del Santo Job me comunicó que perdió la paciencia, que tuvo ganas de asesinar a alguno (por no decir a todos)
Bien, uno de los principios fue decirles que se presentaran cada uno y contaran lo que quisieran de ellos. Es una forma de romper el hielo y que pierdan el miedo a hablar en público. Pues ella, por darles una pequeña concesión les dijo que si querían hacerle alguna preguntita sobre ella. Y los simpáticos de los niños no pensaron en preguntarle cuántos años tenía, ni qué había estudiado, o preguntas de esas típicas... No, las dos únicas preguntas que le hicieron fue que si era virgen y que si se masturbaba. No sé si es que los de mi época (qué vieja sueno hablando así) estábamos mejor educados o éramos más respetuosos, pero ni el niño más sinvergüencilla de la clase solía hacer preguntas así.
Otra fue que ella les dijo que si solían leer. Ni uno solo acostumbraba a hacerlo puesto que según ellos el tiempo que tardaban el leer un libro podían usarlo en ver 4 películas, increíble... Ella intentó explicarles entre otras razones, que con la lectura podías incluso meterte en la piel del personaje, imaginártelo todo, aprender... Pero la niña listilla de la clase, erre que erre con que leer no servía para nada, y que no te perdías nada por leer porque eso de imaginarte en el papel del personaje era mentira, según ella.
No sólo eso, también dice que se pasaban el rato pegándose y cuando ella les insistía en que desistieran se reían en su cara.
En fin, que todo esto me parece triste, no sólo muchos de los niños de hoy son unos maleducados e irrespetuosos, sino que se han empeñado en crecer tan rápido que han perdido no sólo la maravillosa ingenuidad, sino también la imaginación. Qué triste...
Y lo peor de esto, y cosa que siempre me exaspera, es que según muchos padres la culpa es de los profesores, cuando las primeras bases de la buena educación deben partir de casa. Pero siempre es más fácil que el niño te deje tranquilo, así que mejor lo dejas jugando un videojuego, viendo televisión o en internet. Eso sí, sin preocuparse de si lo que ve, juega o navega es apropiado para la madurez de ese niño específico. Si luego no me gusta, ya nos juntaremos unos cuantos padres y exigiremos que quiten del mercado ese juego por violento. Porque la culpa siempre es de otros: cine, tv, publicidad, profesores... pero nunca de los padres...
No sé, a mí me encantan las películas violentas, el anime incluso algo gore, pero por eso no voy por ahí rebanando cabezas y ni siquiera faltando el respeto a la gente, y de pequeña tampoco lo hacía. Creo que es necesario algo menos de proteccionismo hipócrita y un poquito más de educación...
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