martes, julio 10, 2012

Sobre homosexualidad

Hace tiempo que no escribía por aquí y hoy voy a hacerlo como si no hubiera pasado todo ese tiempo, sin explicaciones y sin nada más, simplemente porque hoy me apetece escribir.
Esto se trata de un caso aislado y lo que pongo aquí no es más que una opinión, mía, por supuesto. 
El otro día quedé con una amiga y me contó algo que me dejó bastante alucinada. Estaban en la celebración de una comunión y había muchos niños invitados también. Bien, pues unos papás se dispusieron a ir a recoger al suyo para llevárselo ya a casa. Uno de ellos se acercó al grupo de niños y niñas que jugaban y les comentó que él era el papá de ese niño y que el otro señor de allí era también el papá. Que el niño era adoptado y ellos eran gays. Entre medias les metió un montón de mil explicaciones que ningún niño había pedido. Me imagino ahí a los pobres niños a los que les importaba un pimiento las preferencias sexuales de esos señores, intentando parecer interesados unos y los otros a lo suyo, intentando seguir con sus juegos. Pues bien, no se le ocurrió otra cosa que preguntarle a una de las niñas que si sabía lo que era ser gay. Y la niña supongo que en la inocencia y sinceridad que tienen los niños soltó lo primero que se le ocurrió: gay? sí, qué asco... Me imagino que la cría, como me pasaba a mí a su edad, sólo imaginarse a una pareja de lo que fuera (hetero u homo) besándose ya se le revolvía el estómago. Pues el señor demostrando su enorme grado de madurez en lugar de explicarle o decirle, diles a tus padres que te expliquen qué es realmente, o no sé... cualquier otra reacción... lo único que se le pasó por la cabeza fue llamarle gilipollas e insultarla durante un buen rato. Ella y el resto de niños, claro, se pusieron blancos, no entendían realmente por qué ese hombre se había puesto como un energúmeno por un simple comentario que, viniendo de un niño, no llevaba maldad.
Pues bien no harto con eso, cogió a su hijo que estaba jugando un poco más alejado ajeno a todo con otros niños y lo arrastró de allí sin explicarle por qué se iban. 
Pero no acaba ahí, sino que debió decírselo a su pareja, que vino a buscar a la niña, y equivocándose encima de persona, también insultó a otra niña, diciéndole lo mismo: gilipollas, creyendo que era la que había "ofendido" a su compañero.
Por supuesto, que mi amiga no se quedó callada (ninguna de las niñas era suya) y se debió montar un pollo de narices. Les dijo que aprendieran educación y que si querían respeto, también ellos debían darlo.

La verdad es que la situación me parece bastante esperpéntica, no tengo hijos, pero sé cómo son los niños, y muchas veces te saltan lo primero que les viene a la cabeza... Y no por ello, son unos homófobos. No puedes responder a un niño como si fuera un adulto, ni tratarle como tal en una situación así. Seguramente la pareja se fue creyendo que la gente de allí era una homófoba por defender a la niña, pero se equivocan totalmente. Conozco a muchos de los que hay ahí, mi amiga por ejemplo, y es la primera defensora del matrimonio homosexual como de que tengan los mismos derechos, porque, como yo, no concibe a aquellos que se manifiestan en contra de que los demás tengan los mismos derechos que tú tienes.
Pero en fin, que a lo que voy, es que quizás esa pareja está harta de la discriminación, pero sigue sin parecerme un atenuante para su comportamiento extremo, no puedes insultar así a un niño, ni ponerte hecho un basilisco por algo que probablemente ni sepa realmente lo que es ni lo haya hecho con mala intención.
A algunos les encanta ir de víctimas por cosas que realmente deberían ser normales, y a veces, creo que no sólo los homófobos son los que hacen que no lleguen a verse como normales, sino que ellos mismos lo hacen. Ser gay no es algo de lo que deberías estar orgulloso, como ser hetero, blanco o negro, hombre o mujer, tampoco lo es... Todo es lo mismo, todo es normal, y punto, nada más. No puedes pasar de la discriminación a sentirte superior, porque así, al final, estás haciendo lo que criticabas.

1 comentario:

Jose dijo...

No te pediremos explicaciones por no escribir... pero siempre nos alegramos de verte :)

Ya entrando en materia, creo que el problema del caso que nos cuentas, se inicia precisamente en que este señor, intenta explicar algo que, nadie le ha preguntado. Si buscas la normalización de esta situación, por que no recoger a tu hijo y ya esta, porque empezar a dar explicaciones que nadie ha pedido.

Y luego seguir insistiendo a unos niños que, seguramente por tener la mente mas limpia, tengan menos prejucios. Y que seguramente como dices, le de "asco" pensar en besos u otras cosas, sean quienes sean los protagonistas.

Insultarles ademas, no mejora la situación, que ademas no ha sido provocada por los niños.

Supongo que como dices, será un caso aislado de esta pareja, que seguramente puedan recibir el insulto que expresaron mejor que los niños. Y es que de eso, de gilipollas, hay sueltos mucho por el mundo. Y da igual sus preferencias sexuales, ideas religiosas, empleos,...

Seguramente hayan vivido otras situaciones desagradables anteriormente, pero en este caso no creo que tuvieran razon. Y como dices, buscar la normalidad, implica hacer las cosas con normalidad.