Carlinhos

Lo llevaba esperando desde que me enteré. Y se lo había dicho a Elena también desde hace mucho y sí, pudo venir... Buff, estuvo genial, para quien no estuviese, merecía la pena. La lástima que lo guay habría sido ir al lado de su camión todo el rato, que es donde estaba la juerga, pero había tan cantidad de gente que a pesar de la lentitud con la que avanzaba, te quedabas atrás. Y fuimos por calles paralelas, y siempre coincidía con la canción de María Caipirinha (te te te tetete te te...) y bailabas y saltabas, y te morías de calor pero daba igual porque lo pasabas bien. Y los bomberos lanzando agua con mangueras a borbotones... Si tenías una botella de agua y la lanzabas alrededor te convertías en el rey del momento. Sergio fue uno de ellos, jejeje... Volaron balones de playa y globos, y chanclas... Y él, Carlitos Marrón, se paraba para decir que no nos apretujásemos, que todo tenía que ser paz y armonía, y fiesta... Antes de que empezara (más de una hora) ya estaba todo abarrotado y te daban pañuelillos de su patrocinador, y globitos... Todas locas con un negrito vestido de verde que tocaba desde el camión de Carlinhos. El de Timbalada estaba justo detrás.
Eché fotillos, pongo alguna, pero como son con el móvil y tiene dos días exactos, ni me enteré de que las podía haber hecho más grandes, así que no se ven muy allá.

Cuando ya nos íbamos para el coche, nos encontramos con César, la única persona que conozco que es capaz de hablar más que yo, más largo y más seguido, jajaja. Si le conocieran un par de personajillos tendrían que dejar de meterse conmigo cuando bebo café. Ah, es que nunca he dicho que para mí el café es como el alcohol, me acelera y me hace hablar aún más.
Y después como nuestras cuerpos no habrían aguantado salir por ahí, nos largamos a casa a darnos una duchilla, muy necesitada... Y luego a cenar otra vez kebab y a ver Batman Begins. Me gustó excepto por la chica, Katie Holmes, nunca me ha gustado cómo actúa...